Edwin Valero era una prueba de que nunca sintió miedo.
Isaac Guerra
En el mundo del boxeo, la narrativa del miedo entre los pugilistas ha sido una constante que ha generado controversia y debate. En muchas ocasiones, hemos visto cómo se acusa a un boxeador de evitar enfrentarse a otro debido a supuestos temores. Sin embargo, es importante analizar estas afirmaciones a la luz de los hechos.
Un caso emblemático es el de Saúl ‘El Canelo’ Álvarez, uno de los boxeadores más destacados de la actualidad. En repetidas ocasiones, se ha insinuado que a ciertos oponentes ha evitado enfrentarlos por miedo. Sin embargo, su entrenador, Eddy Reynoso, ha afirmado que ‘El Canelo’ nunca le ha tenido miedo a nadie, y su filosofía ha sido siempre enfrentar a los rivales que ellos consideren oportunos.
Otro ejemplo relevante es el enfrentamiento entre Julio César Chávez Jr. y Sergio ‘Maravilla’ Martínez. En su momento, se especulaba que Chávez Jr. evitaba enfrentarse a Martínez por temor. Sin embargo, Fernando Beltrán, quien manejaba la carrera de Chávez Jr. en ese entonces, explicó que la razón no era el miedo, sino cuestiones de negocios y acuerdos financieros.
Es importante entender que las decisiones para casar peleas en el boxeo dependen de diversos factores, como el salario, el peso, las fechas, las situaciones comerciales y los acuerdos entre los equipos de los boxeadores.
El subirse a un ring para enfrentar a otro boxeador ya es un acto de valentía en sí mismo, y afirmar que un boxeador tiene miedo es simplificar en exceso la complejidad de la negociación y la preparación para una pelea.
Como mencionó Óscar de la Hoya en una ocasión, el miedo puede estar presente, pero no hacia el rival, sino hacia las propias inseguridades. Utilizar ese miedo como combustible es parte de la mentalidad de un boxeador de élite, como lo demuestra la exitosa carrera de De la Hoya.
En resumen, el mito del miedo entre los boxeadores es una narrativa que debe ser analizada con cautela. Detrás de cada pelea hay una serie de factores que influyen en la decisión de los boxeadores y sus equipos, y reducirlo todo a un simple temor es ignorar la complejidad de este deporte y la valentía que se requiere para competir en él.