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HÉCTOR TOLEDO MANUEL (1933-2018): UNA VIDA DEDICADA AL DEPORTE Y AL LEGADO EN TONALÁ

Por Sofía Mireles Gavito, Cronista de Tonalá

La historia de Tonalá, Chiapas, está marcada por nombres que trascienden el tiempo, figuras que dejan un legado imborrable y que se convierten en parte integral de la comunidad. Héctor Toledo Manuel, conocido cariñosamente como «Güita», es uno de esos nombres que quedará grabado en la memoria de todos los tonaltecos.

Nació un 24 de febrero de 1933 en el ejido Cabeza de Toro, Chiapas. A pesar de su humilde origen, estaba destinado a destacar en la vida por su pasión, determinación y amor por el deporte. Fue el menor de nueve hijos del Señor Juan Toledo Suriano, líder fundador del Ejido de Cabeza de Toro. Su camino lo llevó desde el campo hasta las canchas y cuadriláteros de Tonalá.

Desde temprana edad, Don Héctor demostró su interés por el deporte. Comenzó a practicar el boxeo a los 12 años, una disciplina que lo atrapó de inmediato. Su perseverancia y espíritu competitivo lo llevaron a destacar en el cuadrilátero, y rápidamente se ganó el respeto de la comunidad como un valiente boxeador.

Sin embargo, su amor por el deporte no se limitaba al boxeo. A los 15 años, se aventuró en el mundo del baloncesto bajo la tutela del Profesor Franklin Padilla. Esta diversificación deportiva marcó el inicio de una carrera llena de éxitos en diversas disciplinas.

La vida de Don Héctor fue una muestra de su versatilidad y determinación. Trabajó como sastre, bolero, vendedor de dulces y periódicos, pero su pasión por el deporte lo llevó a explorar otros horizontes. Fue jugador, entrenador y, sobre todo, un apasionado promotor y empresario deportivo.

Su legado en Tonalá es innegable. Don Héctor fue un pionero en Chiapas al dedicarse a traer personalidades destacadas del boxeo y la lucha libre a la comunidad. En una época en la que el deporte era un puente de unión y diversión para la sociedad, él se convirtió en el catalizador de innumerables eventos deportivos que dejaron una huella imborrable.

En 1962, Don Héctor contrajo matrimonio con Amanda Castillejos Ovando, con quien tuvo cuatro hijos: Héctor Fidel, Víctor Hugo, Jaime y Rosa Isela. Su familia fue su apoyo inquebrantable en su apasionada travesía deportiva.

En el fútbol, «Güita» dejó una marca indeleble. Su estilo de juego rápido y ágil lo llevó a ser conocido como «El Chaparro de Oro». Durante los años 60, tuvo el honor de representar a Tonalá en la selección de fútbol estatal durante cuatro años consecutivos. Su habilidad en el campo no pasó desapercibida, y su nombre se convirtió en sinónimo de destreza en el dribbling.

Pero fue en el boxeo donde Don Héctor dejó un legado perdurable. Como entrenador, preparó a numerosas generaciones de boxeadores, algunos de los cuales se convirtieron en campeones estatales y nacionales. Uno de sus mayores logros fue guiar a David Tapana Arriola hacia el título nacional en la categoría peso welter. Además, la arena de box de Don Héctor Toledo fue la cuna de talentos como el aclamado árbitro Jesús Arias Torres, mejor conocido como Chucho Cuate.

La pasión de «Güita» también lo llevó a traer a Tonalá a campeones nacionales e internacionales del boxeo, incluyendo nombres legendarios como Rubén Olivares, José Mantequilla Nápoles, Efrén Torres, Famosito Gómez, Romeo «Lacandón» Anaya, Ignacio Espinal y el Pollo Meneses, entre otros. Estas figuras del deporte dejaron una marca imborrable en la memoria de Tonalá gracias a los esfuerzos incansables de Don Héctor.

En 1963, Don Héctor instaló una arena de box en su hogar, ubicado entre las calles 5 de febrero y 16 de septiembre, sobre la Avenida Allende. Este espacio no solo fue un lugar de competencia, sino también de comunidad, donde los amantes del boxeo se congregaban para disfrutar de emocionantes peleas y para presenciar el surgimiento de nuevos talentos.

Más tarde, trasladó su pasión al Salón Deportivo Olímpico, ubicado en la esquina de Independencia y Avenida Allende. Este salón se convirtió en un epicentro de actividades para la comunidad de Tonalá. Allí, se celebraron fiestas, bodas, bailes, eventos políticos y, por supuesto, emocionantes peleas de boxeo que mantenían al público al borde de sus asientos.

En los bailes dominicales organizados por Don Héctor, se presentaron destacados grupos y orquestas, contribuyendo al enriquecimiento de la vida cultural y social de Tonalá. Bandas como los hermanos Meda Ventura, Don Carlos Tejada Henestrosa en un mano a mano con Emigdio D’Aquino, la Orquesta Virreinal de Hugo Reyes, los Flammer’s, la Marimba «Corona» de Tapachula, el Grupo Toro de la Preparatoria «Tonalá», la marimba del maestro Alberto Peña Ríos y el grupo tabasqueño Chico Che, entre otros, brindaron entretenimiento inolvidable.

A pesar de sus éxitos y contribuciones al deporte y la cultura de Tonalá, la vida de Don Héctor no estuvo exenta de desafíos. El 15 de agosto de 1986, sufrió un incidente traumático durante un encuentro en su salón deportivo. Agentes judiciales llegaron exigiendo dinero y, en medio de la tensión, un disparo se desencadenó, hiriendo gravemente a Don Héctor. Aunque se recuperó, quedó marcado físicamente de por vida, pero su espíritu indomable nunca decayó.

Héctor Toledo Manuel, el incansable promotor y deportista, merece un lugar destacado en la historia de Tonalá. Su pasión, su dedicación y su amor por el deporte y la comunidad dejaron un legado que seguirá inspirando a las generaciones venideras. Don Héctor representa la verdadera esencia de un tonalteco apasionado por el deporte y comprometido con su comunidad.

Su memoria perdurará, y su nombre seguirá siendo sinónimo de perseverancia, espíritu deportivo y amor por Tonalá.