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QUIEREN CERRAR EL GYM PANCHO ROSALES

José Antonio Soriano

El legendario gimnasio de boxeo Pancho Rosales, uno de los más representativos del boxeo nacional, pretende cerrar sus puertas y dejar sin trabajo a mánagers y boxeadores, debido a su actual administrador Rubén Oropeza, de forma irresponsable, acumuló retrasos de rentas al inmueble y de manera paralela abrió otra sala de prácticas usando el nombre del reconocido mánager, por los rumbos de la colonia Narvarte.

Por lo anterior, el objetivo de Oropeza es que todos los que se encuentran laborando en la sala de prácticas, dejen su casa de trabajo de más de 20 años, y se vayan con él, para así formar al que nombra como el «Nuevo Pancho Rosales».

Uno de los argumentos que maneja el citado individuo a los hombres de la toalla, boxeadores y clientes, es que «no sabe dónde pagar» y que «no tiene a quién entregarle las llaves del gym» y que si los boxeadores no quieren quedarse sin entrenar la solución es que «se vayan al nuevo gimnasio».

A nadie le cayeron bien las formas del señor Oropeza, por lo que todos los usuarios del gimnasio Pancho Rosales, ubicado en calzada Xocongo #204, colonia Tránsito, Alcaldía Cuauhtémoc, no están de acuerdo en trasladarse a otro gimnasio que no cuenta con el prestigio del “verdadero Pancho Rosales».

Asimismo, dejaron en claro que no van a dejar que muera uno de los últimos gimnasios con mayor tradición en la CDMX, y menos en las formas en lo que lo quiere hacer Rubén Oropeza.

El propietario del edificio (David Zogbi) está dando todo su respaldo a mánagers y boxeadores para que no detengan sus actividades, sin embargo, Rubén Oropeza no ha dado la cara y pretende irse sin pagar y cerrar la sala de prácticas, sabiendo que legalmente nadie lo puede abrir y hacer uso de él hasta que jurídicamente se arregle la situación, siendo esto la opción de ganar tiempo para así obligar a los entrenadores a tomar la opción de irse a su nueva sede de trabajo.

Por todo lo anterior, pugilistas y entrenadores se han organizado para defender su espacio de trabajo, sabedores de que cuentan con el apoyo del propietario del inmueble, y al unísono de «Pancho Rosales, solo hay uno, no nos moveremos».

Esta es la situación actual del afamado gimnasio que ha contado con grandes campeones del orbe, y en la que sus usuarios están en plena lucha para defender su casa y su trabajo. Incluso se cuenta con un escrito elaborado por los entrenadores, donde manifiestan su inconformidad por las acciones que se encuentra realizando el señor Oropeza.