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CINCO AÑOS SIN DON JOSÉ SULAIMÁN

Isaac Guerra

Fue un día 16 de enero del 2014, una llamada al celular insistía en ser atendida, al ver que era del Doctor Lorenzo Soberanes de inmediato la atendimos, la voz al otro lado de la línea decía: “campeón, malas noticias, acaba de fallecer don José Sulaimán”.

Sabía que estaba internado en el hospital de Cardiología de la Universidad de California en Los Ángeles, hasta donde manteníamos comunicación desde que se internó a mediados de septiembre del 2013, recuerdo que le dije, “ánimo don José, usted es un hombre fuerte y va a salir delante de esto, primero Dios así será”.

Nos despedimos y ya no volvimos a hablar, estaba enfermo y rezábamos por su recuperación, sin embargo, el ciclo de vida había terminado el 16 de enero del 2014.

La tristeza me embargó, se había ido un gran líder del boxeo mundial, tal y como me lo dijo personalmente el presidente de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), Francisco Valcárcel, “el boxeo ha perdido a un gran líder”.

Sí, el boxeo y el mismo Consejo Mundial de Boxeo (CMB) había perdido a su líder, al pastor del rebaño, y su muerte conmocionó a cientos de pugilistas, promotores y toda la gente ligada al pugilismo.

Es que con su adiós no solamente se fue el personaje que vino a implementar reglas en el pugilismo mundial, como bajar las peleas de campeonato mundial de 15 a 12 asaltos, el implementar el pesaje de 24 horas antes para que tuvieran una mejor recuperación los peleadores.

No solamente eso, se preocupó por unir y dignificar el deporte, velar por la seguridad de los peleadores, estar siempre a la vanguardia en esto, nunca estaba quieto, era un hombre sumamente preparado hablaba español, inglés, árabe, italiano, portugués y francés.

Lo que hizo por el boxeo lo hace inmortal, pero lo que hizo como persona con los que fuimos sus amigos, es lo que lo hace ser recordado y extrañado siempre.

En su familia deja un gran legado, sus hijos hombres de bien, en especial Mauricio Sulaimán ha estando en su lugar en el Consejo Mundial de Boxeo como sucesor y lo ha hecho bien, enalteciendo el nombre de su padre.

Su ausencia pesa, su ausencia duele, pero su esencia se mantiene, porque físicamente no está, pero en espíritu sigue vigente en cualquier ring donde se escuche el sonar de la campana.

Hoy a 5 años de su partida, se le sigue recordando con cariño.