Los combates entre robots en China despertaron más risa que respeto: sin emoción, sin sangre y con movimientos tan predecibles que ni Siri los narraría.
Por Isaac Guerra
Hangzhou, China.– ¡Paren las prensas! ¡Al fin lo lograron! Los chinos metieron robots al ring y se atrevieron a llamarle… boxeo. Sí, como lo lees: humanoides de metal peleando a cámara lenta, soltando golpes más predecibles que una telenovela de las 3.
Fue en la Competencia Mundial de Robots, organizada por China Media Group, donde los genios de la robótica decidieron que era momento de mostrarle al mundo lo que según ellos es el “futuro del boxeo”. ¡Y qué futuro! Robots que apenas se movían, otros que necesitaban que un pobre cristiano los manejara a control remoto… y aún así parecían más perdidos que un amateur sin guantes.
¿Emoción? Cero. ¿Adrenalina? Menos. ¿Knockouts? Solo si te dormías viendo la transmisión. Dicen que fue “histórico”, y sí, fue la primera vez que vi un combate donde el único que sudó fue el técnico que trataba de conectar el bluetooth del robot antes de la pelea.
Porque claro, podrán tener sensores, cámaras 4K y algoritmos de aprendizaje… pero no tienen corazón. No sienten el miedo del debut, ni el orgullo de defender un cinturón, ni la rabia de levantarte después de una caída. No sangran, no lloran, no sienten… ni pasión, ni vergüenza.
¿Que en el futuro podrían organizar carteleras con estos muñecos? Puede ser. Y también puede que pronto nos vendan tacos de pastor vegano con sabor digital. Pero una cosa es el show, y otra muy distinta es el boxeo, ese que se gana con alma, con ovarios o con huevos, con disciplina, con hambre y con corazón.
Así que no, China. Gracias por tu circo mecánico, por tu show de fierros con guantes. Pero mientras haya humanos con ganas de pelear por su vida, tu “boxeo del futuro” se queda como lo que fue: un costal de tuercas dando vueltas en el ring.