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Ramón “El Dinamita” Cárdenas enciende Las Vegas y sacude al “Monstruo” Inoue en noche de fiesta por el 5 de mayo

Isaac Guerra

La T-Mobile Arena de Las Vegas se convirtió este 5 de mayo en territorio mexicano gracias a Ramón “El Dinamita” Cárdenas, quien protagonizó una guerra memorable ante el japonés Naoya “El Monstruo” Inoue y lo mandó a la lona con una izquierda explosiva en el segundo round, desatando la locura del público en una noche que recordó la valentía del pueblo mexicano en la Batalla de Puebla.

Aunque nacido en San Antonio, Texas, Cárdenas peleó con sangre azteca y corazón de guerrero. Desde el campanazo inicial, se plantó sin titubeos frente al campeón indiscutido del peso supergallo —poseedor de los cinturones del CMB, AMB, OMB y FIB— y lo enfrentó con el respeto justo y los puños encendidos. En las conferencias previas lo advirtió: “lo voy a ver como a cualquier otro”, y así lo hizo.

En el segundo round, un zurdazo seco y directo al rostro derribó a Inoue, quien ya había caído antes ante Luis “Pantera” Nery, pero jamás con la contundencia con la que lo hizo Cárdenas. Esta vez no fue un resbalón ni un descuido: fue una caída limpia, con poder y con intención. El público, mayoritariamente mexicano, rugió como en aquella gesta histórica de 1862, cuando el ejército mexicano venció al mejor ejército del mundo, el francés, en la Batalla de Puebla.

Cárdenas se llevó ese episodio de forma clara y ganó también otros dos más, según muchos analistas. Sin embargo, los jueces vieron otra película. En el séptimo asalto, el texano se recargó en las cuerdas tras un golpe sin tocar la lona, pero el réferi marcó caída. En el siguiente round, a los 35 segundos, Inoue lo cazó con un cruzado a la sien; Ramón tambaleó hacia su esquina, pero aún en pie, el réferi decidió detener la pelea, provocando el reclamo del mexicano-estadounidense, quien jamás dejó de pelear.

Más allá del resultado, “El Dinamita” Cárdenas se ganó el respeto del mundo. Hizo tambalear al “Monstruo”, lo puso en la lona con autoridad, y convirtió una noche de boxeo en una nueva Batalla de Puebla, donde el espíritu mexicano volvió a desafiar a los más poderosos.