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“El Vaquero” afina la mira en la GAM: Navarrete se prueba con 12 rounds de fuego

Por Isaac Guerra

Fotos: Pablo Lozano

Ciudad de México.– Si alguien pensaba que Emanuel “Vaquero” Navarrete iba a bajar la guardia tras su operación en la mano izquierda, se equivocó de cabo a rabo. Este jueves, el campeón mundial superpluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) encendió la mecha en la Gustavo A. Madero durante un entrenamiento público que fue mucho más que un ensayo: fue una declaración de guerra.

El gimnasio Boxing Club fue testigo de una auténtica exhibición de poder y resistencia, donde el monarca azteca se rifó con 12 rounds de sparring de alto voltaje, enfrentando a los jóvenes y aguerridos Carlos Guerrero y Christian “El Puma” Hernández, seis asaltos con cada uno. Un simulacro real, con fuego cruzado, combinaciones precisas y un ritmo brutal… de esos que solo Navarrete puede mantener sin pestañear.

Desde que pisó el ring, “El Vaquero” se plantó como lo que es: un campeón forjado en batalla, que no da ni pide cuartel. Acompañado por su equipo, mostró gran soltura en sombra, velocidad en el costal, agresividad en los manoplas y temple en los guantes. El público se volcó en aplausos, sabiendo que estaban ante uno de los grandes.

La recuperación tras su cirugía en diciembre es historia. Navarrete está de regreso, entero, fuerte, listo para seguir dejando en alto las siglas de la OMB y, por supuesto, la bandera mexicana que siempre porta con orgullo.

El evento contó con la mirada atenta del profesor Rafael López Santos, representante de la OMB en México, quien fue testigo del nivel de compromiso del “Vaquero”, no solo como campeón dentro del ring, sino como figura pública que conecta con su gente, saluda a cada niño que le pide una foto, y deja claro que sigue siendo el boxeador del pueblo.

“Estoy enfocado, con muchas ganas de volver a pelear. No les prometo una victoria fácil, pero sí una guerra de esas que tanto les gustan. Yo estoy para dar espectáculo y dejar el alma en cada round”, soltó Navarrete al final de la sesión.

Este tipo de actos confirman que el “Vaquero” no se duerme en sus laureles. Por el contrario, los pule. Mientras otros descansan, él entrena; mientras otros planean, él ejecuta. Y lo hace frente a su gente, en su tierra, demostrando que ser campeón mundial es mucho más que portar un cinturón: es defenderlo con honor y entrega.

La OMB puede estar orgullosa de tener en Emanuel Navarrete a uno de sus campeones más sólidos, disciplinados y espectaculares. Y México, sin duda, tiene en él a un gladiador que no teme al fuego… lo cabalga.