




Por Isaac Guerra
Lo que parecía una simple irregularidad terminó por destapar una red de manipulaciones y engaños en el boxeo profesional de Mexicali. Una investigación conjunta entre Boxaldia.com y el periodista sonorense Memo Tellaeche reveló que el escándalo ocurrido el pasado 29 de marzo no fue un caso aislado, sino parte de un patrón preocupante que involucra directamente a la promotora Cachanilla Promotions, encabezada por Edgar Mendoza, y al operador político y representante deportivo de la alcaldesa, Sergio Tamai.
Se confirmó que el peleador que subió al ring suplantando a Carlos Rodríguez no era otro que Samuel Rivera, un boxeador con historial que ya había sido utilizado anteriormente por la misma promotora. El 13 de julio de 2024, Rivera fue programado para enfrentar a Steve Johnson en un combate a 4 rounds en peso pluma. Curiosamente, dicha pelea no fue registrada en BoxRec, aunque sí aparece en Tapology como una derrota por nocaut en apenas 20 segundos del primer round durante la velada denominada “Drama en Mexicali”.
Este dato revela dos cosas fundamentales: que Samuel Rivera era plenamente identificado por los promotores, y que fue presentado intencionalmente bajo otro nombre para facilitar una victoria cómoda al estadounidense Jessie Mandapat, quien lo noqueó en solo 30 segundos.
Más allá del resultado deportivo, lo verdaderamente grave es que los promotores sabían a quién estaban contratando y manipularon los registros para encubrir la realidad, posiblemente con la complacencia —o al menos la omisión— de la Comisión de Boxeo de Mexicali, encabezada por Orlando Castillo.
Trascendió además que el boxeador Jessie Mandapat habría pagado 2 mil dólares por el espacio en la cartelera y los gastos correspondientes al sueldo de su rival, lo cual a este medio no le consta, pero alimenta aún más las sospechas en torno al manejo irregular de dicha función.
Para colmo, cuando el video del combate fue difundido en redes sociales y comenzaron los cuestionamientos, el propio Samuel Rivera respondió con cinismo en sus redes:
“Chinguen su madre, envidiosos”.
Esta actitud, lejos de apaciguar la polémica, expuso la impunidad con la que se están manejando ciertas funciones en Mexicali, donde el boxeo parece estar secuestrado por intereses políticos, económicos y negociaciones en lo oscuro. Mientras la comisión permanece en silencio, los promotores juegan con la integridad de los peleadores y el respeto del público, vendiendo funciones empaquetadas como “drama”, pero con el guión previamente escrito.
Para el próximo 18 de abril, se ha anunciado una nueva velada, nuevamente con participación de Cachanilla Promotions y Carlos Adams. Y aunque el presidente de la Comisión, Orlando Castillo, ha declarado que no ha autorizado oficialmente dicha función, en redes sociales ya circula la cartelera completa, e incluso se reporta la venta anticipada de boletos.
¿Hasta cuándo seguirá esta farsa? ¿Será este el fin del presidente de la Comisión? ¿O estamos presenciando cómo el “winning tourism” se institucionaliza en tierras cachanillas?
El boxeo merece respeto. Y Mexicali también.