
Isaac Guerra
A 40 años de su muerte se le sigue recordando como uno de los comisionados más destacados, pues fue presidente fundador del Consejo Mundial de Boxeo
Luis Mario Cayetano Spota Saavedra Ruotti Castañares, conocido como Luis Spota, fue un visionario literario, periodista apasionado y autodidacta, cuya vida y obra dejaron una huella imborrable en la literatura mexicana. Desde sus humildes comienzos hasta convertirse en una figura de renombre internacional, Spota encarnó la capacidad humana de sobreponerse a las adversidades y transformar el entorno a través del talento y la imaginación.
Nacido en la Ciudad de México el 13 de julio de 1925, Spota vivió una infancia marcada por las historias y leyendas que le narraba su nana otomí. Fue en esos relatos, y en las páginas de aventuras de Julio Verne, Salgari y Jonathan Swift, donde germinó su inquietud por escribir. Sus obras reflejan no solo su vasta experiencia de vida, sino también su aguda observación social.
En su prolífica trayectoria literaria, Spota nos regaló clásicos como De la noche al día, su debut en 1945, donde ya vislumbrábamos su capacidad para transformar la cotidianidad en arte. Posteriormente, títulos como José Mojica, hombre, artista y fraile y El coronel fue echado al mar nos llevaron a profundizar en las facetas humanas y las complejidades de la existencia.
Con Más cornadas da el hambre y La Estrella vacía, ambas de 1950, Luis Spota alcanzó el reconocimiento del público y la crítica, ganando el Premio Ciudad de México. Obras como Las grandes aguas, Casi el paraíso y La sangre enemiga consolidaron su lugar en el panteón literario nacional. Spota no solo exploraba los rincones más oscuros del alma humana, sino que exponía con valentía las injusticias sociales y las contradicciones del poder.
Carlos Rosales, hijo de Pancho Rosales, destacaba:
“Luis Spota y su gestión transformaron el boxeo mexicano. En su administración, se implementó la cuenta de protección ideada por Don Demetrio Vallado, se hizo obligatorio que los boxeadores aprendieran a leer y escribir, y se penalizaban los pagos bajo la mesa. Los campeonatos y clasificaciones nacionales alcanzaron niveles internacionales, y las convenciones de comisiones se convirtieron en eventos de prestigio con los emblemáticos Carnavales de Campeones. Fue una época de logros y reconocimiento imposible de ocultar.”
Con la serie La costumbre del poder, que abarcó cinco volúmenes entre 1975 y 1980, Spota se adentró en los laberintos de la política y el poder, mostrando una maestría narrativa que pocos han igualado. Libros como La plaza, Las cajas y El viaje revelaron su incesante búsqueda por captar la esencia de una sociedad en constante transformación.
La obra de Spota no se limitó a la novela. Su incursión en el teatro, con piezas como Ellos pueden esperar y El aria de los sometidos, demostró su versatilidad como creador. Asimismo, como apasionado del boxeo, llegó a ser presidente fundador del Consejo Mundial de Boxeo, dejando un legado también en este ámbito deportivo.
Luis Spota falleció el 20 de enero de 1985, pero su voz sigue viva en cada una de sus páginas. Obras como Paraíso 25, Los días contados y la póstuma Días de poder son testigos de una vida dedicada al arte de contar historias. Su visión crítica, su empatía con los marginados y su inigualable pluma lo convierten en un referente eterno de la literatura universal.
Hoy recordamos a Luis Spota como un hombre que supo plasmar la complejidad de la vida humana con una sinceridad y profundidad excepcionales. Su legado perdura, iluminando a nuevas generaciones que buscan entender el mundo a través de la literatura.