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DON OVIDIO SILVA, A SUS 99 AÑOS MANTIENE VIGENTE EL LEGADO DE SU HIJO JUAN PABLO SILVA EN CADEREYTA

Isaac Guerra

Sobre la reconocida calle Gonzalitos en el municipio de Cadereyta, Nuevo León al pasar por el número 514 se escucha por el pasillo el golpeteo al fondo, son el choque de los guantes con los costales y las peras.

Es el gimnasio Palenque, creado por Juan Pablo Silva Garza, quien lamentablemente falleciera el 14 de julio del 2019 en esta misma calle donde ayudó a salir adelante a muchos niños y jóvenes apasionados del boxeo.

Al llegar al lugar se siente un buen ambiente, niños, niñas, jóvenes entrenan bajo la supervisión de uno de sus pupilos, Jorge “El Mulato” Aguirre.

Suena el timbre del tomador de tiempo, los jóvenes se toman el descanso, Aguirre viene al encuentro, saluda y nos ofrece una silla y una botella de agua, pues el calor es insoportable.

Reanuda el entrenamiento, vuelve y nos muestra el altar que le hicieran al fundador de esa academia de boxeo tan conocida en Cadereyta.

Seguimos viendo las instalaciones, el lugar de donde salieron Juan “Ringo” Garza que fue campeón nacional Ligero, sus hermanos Rubén Garza y Rolando Garza, Juan José Rodríguez, Edwin Barrientos, Eduardo Ramirez y David Saenz.

Se le extraña al Profe también conocido como “El Nazi” pues su voz de mando retumbaba en el interior cuando de impartir disciplina se trataba, aunque una cosa si es muy cierta, nadie rebasaba su autoridad, ya que enseñaba con mano dura, ya que fue maestro de educación primaria.

Los minutos pasan y los recuerdos desfilan por la memoria, entramos a ver a Don Ovidio Silva, que a sus 99 años es ahora el dueño del gimnasio, apenas recuerda algunas cosas, pero es muy amable y con esos deseos de seguir adelante, se le nota su gran don de gente de antes, de la zona rural, siempre amigo y padre de familia ejemplar que ha visto desfilar miles de alumnos por esa academia que forjó su hijo.

Charlamos un poco, la plática era amable y amena, nos invitó a su cumpleaños el 22 de agosto del presente año cuando cumplirá un siglo de vida, su esposa estaba a su lado, la mujer con la que cumplirá 75 años de feliz matrimonio.

Nos ofrece un café, pero bien caliente, como a él le gusta y eso sí, negro, nada de con leche, latte o capuchino, o frapé, es un insulto pedir uno de esos, pues Don Ovidio nació y creció casi con el siglo 20 y ni que pensar en echarle azúcar light.

‘Ya mero sale el cabrito’, nos dice, ya algunas cosas se le olvidan de pronto, pero muy poco, le digo que si comerá con tortilla de harina o maíz y dice ‘es igual’, después nos comenta que los muchachos vienen a entrenar uro y que spera que les vaya bien, ‘Ahí está ‘El Mulato’ entrenando a los muchachitos, son buenos’, dice emocionado y la verdad es que van cuatro a la final del torneo estatal.

Después de la charla nos despedimos y salimos del lugar, dejando atrás ese recuerdo el entrenador, Juan Pablo Silva, que fue quien forjó ese espacio donde su padre es quien sigue fomentando lo que su hijo le dejó.