Isaac Guerra
Hay muchos comentarios sobre la pelea de Tyson Fury y Deontay Wilder que siendo honestos no comparto el que digan que fue una súper pelea, un combate memorable o una contienda digna de ser nombrada de las mejores de la década.
Esta fue simplemente una pelea entre un golpeador con carácter, un tipo rudo, aguantador y de sangre fría como Tyson Fury que no es un atleta en toda la extensión de la palabra.
En efecto, Fury es un golpeador, un peleador natural que nació para pelear en cualquier circunstancia, un peleador que no necesita de ser un atleta, que no necesita salir con sus cuadros marcados en el abdomen, ni sus músculos definidos en el dorso, brazos y piernas.
El ahora campeón mundial de peso Completo del Consejo Mundial de Boxeo es un golpeador que de boxeo no mostró nada, salió a pelear con sus recursos de poderosa pegada, su empuje de toro salvaje, su determinación de vencer o morir, su tenacidad, su fuerza y poder como un león marcando su territorio.
Sí, ese fue Tyson Fury, que dejó de manifiesto su poder sobre Deontay Wilder, que si bien intentaba hacer su boxeo, no lo dejaron hacerlo, se vio limitado, cayendo en la pelea de su rival a tal grado de que tres rounds antes de terminar el combate ya era amo y señor de la situación.
Las huellas de la batalla eran claras en el rostro de Wilder, pero el orgullo lo mantuvo de pie ante los embates del ahora monarca del organismo verde y oro.
Este Tyson no es la sombra del otro Tyson, el gran Mike que sí boxeaba y golpeaba con furia, quizás más furia que la mostrada por Fury, más determinación, mejor físico.
Hoy hay un nuevo campeón, no es el mejor físicamente hablando, pero… tampoco Andy Ruiz era el mejor y conquistó los tres campeonatos mundiales ante Joshua, siendo un gordito con entrega, pero siendo honestos no tiene nada que hacer frente a Fury.
Fury como lo dije antes, fue un golpeador, tipo de los fiadores de la mafia italiana mejor conocida como La Cosa Nostra, de los cobradores de La Mafia Roja como se le conoce a la mafia rusa, o de la mafia inglesa.
Un tipo que sale a cumplir con su misión con la consigna de hacerlo aunque le vaya la vida en ello, así se le vio ante Wilder que se veía impotente, que pegaba sus mejores golpes y no lograba derribar al gigante, pero que vendió caro la derrota.
Fue una peela por la superioridad, pero nadie puede venir a contarnos que fue un combate de boxeo, porque a nadie le importaba ver boxeo, sino ver quién sería el ganador, hoy lo sabemos, Tyson Fury se alzó con la victoria contundente.